El 16 de agosto de 2010 en San Fernando, Tamaulipas, México, se descubrió una narcofinca con 73 cadáveres de migrantes ejecutados al aire libre y abandonados a la intemperie, provenientes del sur de México, Centro y Sudamérica.
Un caso tan despiadado como indignante, enmarcado en los primeros años de la así llamada Guerra contra el Narco, en el que la impunidad y la falta de diligencia por parte de las autoridades mexicanas provocó la espera de al menos una década para que 18 personas relacionadas con el caso recibieran una sentencia condenatoria.
En este contexto, el director José Luis Solís creó un largometraje de ficción que busca acercarse a los posibles hechos que las víctimas secuestradas tuvieron que afrontar para poder sobrevivir.
La historia se desarrolla alrededor de Anayeli (interpretada por la reconocida actriz guatemalteca María Mercedes Coroy) y Alex (Danny “Alex” Bautista), dos indígenas que buscarán huir de sus captores con vida, aunque para ello tengan que poner a prueba sus propios valores.
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